En primer lugar
y después de la primera clase creo conveniente explicar cuál es para mí el
significado de la asignatura y qué espero de ella.
Así pues,
atendiendo al propio título de la asignatura, la palabra intervención conlleva
para mi proceso de ayuda y de pautas de acción aquellos que presentan
dificultades en algunos de sus ámbitos. De este modo, entiendo la asignatura
como preparación para dar unas pautas de intervención, es decir, la asignatura
nos va a proporcionar una serie de herramientas para ser capaces de intervenir
en los problemas y dificultades derivadas de las ciencias sociales.
Es por ello que
espero de la asignatura que me dé unas pautas reales, es decir, que
verdaderamente pueda aplicar a la realidad del aula, así como orientar en las
mismas a los profesores especialistas. Mi deseo es que al finalizar la
asignatura sea capaz de poder desenvolverme de forma satisfactoria y provechosa
ante las posibles situaciones donde se presenten dificultades de este tipo.
Cabe destacar que a lo largo de mi formación como orientadora no se me han
ofrecido este tipo de pautas, es por ello, que no me siento preparada para
resolver correctamente este tipo de situaciones y se me hace necesaria(y es lo
que espero que pueda conseguir) una serie de indicaciones que me ayuden ante
este tipo de dificultades.
De la primera
clase, destaco como contenido que más puedo aplicar y que más me ha resultado
interesante la rutina de pensamiento del Proyecto Cero (Veo, pienso, me
pregunto). Esta rutina puede ser aplicada no sólo a cualquier materia sino
a cualquier ámbito de la vida personal, es por ello que considero que es muy
buena herramienta para enseñar a los profesores y a los alumnos, además, puede
ser adaptada a cualquier nivel y edad, empezando incluso en el primer ciclo de
Primaria.
También me ha
parecido relevante el dato de la cantidad de suspensos que hay en la actualidad
en los institutos en ciencias sociales, en comparación con mi propia
experiencia como alumna hace unos años, donde los suspensos eran
fundamentalmente en matemáticas y física y química. Claramente se observa un
cambio que debe hacernos pensar en que algo está fallando, y que toda la culpa
no la deben de tener los alumnos. Este dato lleva relacionado otro contenido
trabajado hoy en clase como es “El cono del aprendizaje” de Edgar Dale. En él
se observa como aprendemos en un 90% lo que hacemos y decimos nosotros mismos,
y no lo que oímos o vemos. Es por ello que se demuestra que como realmente se
aprende es “haciendo”, experimentando, etc.; con lo cual parece obvio que la
enseñanza debe estar basada en ello y tenerlo en cuenta para mejorar el
aprendizaje. Por propia experiencia esto no es así y es por ello que la mayoría
de contenidos que he aprendido a lo largo de toda mi formación se me han ido
olvidando en un período relativamente corto de tiempo. Como maestra y futura
psicopedagoga tenemos que orientar al profesorado, pero para ello conviene
conocer pautas reales y prácticas para poder cambiar el modo actual de la
enseñanza.
Siguiendo la
rutina de pensamiento anteriormente citada del Proyecto Zero, en este caso me
pregunto ¿cuáles son esas pautas que nos pueden ayudar en la práctica diaria?
Espero que al final de la asignatura sea capaz de contestar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario